Adiós al gran poeta del teatro infantil

El 25 de marzo de 2011, a los 67 años de edad, murió Hugo Midón. El actor, autor y director fue un referente ineludible de la escena infantil y del buen arte. Fundador de un nuevo teatro para niños, revolucionó y transgredió todos sus límites.
“No tenemos nada que perder, no tenemos nada que ocultar. No tenemos nada y, sin embargo, tenemos más”, cantaban vivitos y coleando los mil payasos de Hugo Midón.

Mucho más pues Midón no sólo transformó y marcó un camino alternativo en la escena infantil con obras que ofrecían una alta calidad artística, sino que era un maestro, un poeta que regalaba a su público una lírica cargada de honda belleza y de profundos valores éticos como la honradez, la amistad, el compañerismo y la solidaridad.

Nacido en Valentín Alsina en 1944, hijo de un actor amateur y de un ama de casa, debutó en el teatro infantil en 1970 con “La vuelta manzana”. Luego siguieron otros éxitos como “Cantando sobre la mesa”, “Narices”, “Vivitos y coleando 1, 2 y 3”, “Locos Re-cuerdos”, “El imaginario”, “El Salpicón”, “Stan y Oliver”, “Huesito Caracú”, “Derechos torcidos”, “La trup sin fin” y “Playa Bonita”, su última creación. Algunas de estas obras las trasladó al cine y a la televisión. También, incursionó en el teatro para adultos con obras como “Hotel Oasis” y “Graves y agudos”.

En “Narices” de 1984 y la reconocida saga de “Vivitos y coleando 1, 2 y 3”, que subiría a escena por primera vez en 1989, incorporó a su teatro la entrañable troup de payasos por la que pasaron talentos de la escena como Andrea Tenuta, Roberto Catarineu, Carlos March, Ana María Cores, Favio Posca, Divina Gloria y Diego Reinhold. Así, contando con una alta calidad interpretativa, un repertorio de íntegro contenido ético y social y las extraordinarias melodías de Carlos Gianni, su socio desde los 70, Hugo Midón logró dignificar la clásica figura chata y obtusa del payaso que aparecía habitualmente en los espectáculos infantiles.

“Midón le dio al pequeño espectador la medida de espectador, nunca lo minimizó. La mayor de sus lecciones fue nunca subestimar a los niños”, explica Ana Seoane, crítica teatral y profesora del Departamento de Artes Dramáticas del IUNA y agrega “Hugo era un discípulo de Artaud, en el sentido del teatro pobre. Él tenía el poder de transformar los objetos. En sus obras los objetos cotidianos tomaban poesía, se transformaban en objetos de arte. Él hacía teatro con casi nada. En sus obras no había efectos especiales ni ascensores ni vuelos. Creo que el gran don de Hugo era mirar como jugaban los niños y aprender de ellos. Sus espectáculos estaban llenos de una poesía de gran belleza”.

Osqui Guzman, egresado del Conservatorio Nacional de Arte Dramático que dio origen al IUNA, formó parte del elenco de Hugo Midón en dos ocasiones. Actuó en “El Grito pelado” y protagonizó “Derechos Torcidos”, una de las últimas puestas del director. “Nos quedó la fuerza de su creación, su imprenta. A sus obras vamos a poder recurrir siempre para volver a ver cómo se juega, cómo se piensa libremente. Los valores que nos enseño son inmortales”, dice emocionado y añade “la mejor manera de recordarlo va a hacer volviendo a poner en escena sus textos, seguir levantando las casas que él levantaba para construir la sociedad que queremos construir. Su obra es una canción que necesitamos volver a escuchar”.

Además de poeta, Midón supo ser un gran maestro. En el año 1982 creó el Centro de Formación Teatral Río Plateado para niños, adolescente y adultos. A lo largo de su carrera recibió importantes premios como el Molière, el Konex, el Premio Nacional de Teatro, el Argentores, el ACE, el Premio Ollantay y el Florencio Sánchez. Además, en el año 2010 se crearon en su homenaje los premios “Hugo” a la comedia musical.

“El que se va nunca se va, porque se queda en un rincón del corazón de lo demás”, escribió Midón una vez. Hoy las generaciones de artistas, niños, jóvenes y adultos que pudieron conocerlo y disfrutarlo se lo cantan a él, extrañándolo y con muchas ganas de pedirle “quedate flaco otro rato, que tenemos muchas cosas todavía por hacer, mucha tinta en el tintero, mucha película en el carretel”.
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